Al amanecer del 14 de junio de 1933, cuando la guerra entre Bolivia y Paraguay pasaba de su primer año y el Chaco, hasta entonces ajeno, colapsaba frente al despliegue desproporcionado de los ejércitos, los pocos vecinos del ínfimo poblado de Sombrero Negro, sobre la banda argentina del curso medio del río Pilcomayo, observaron perplejos y pavoridos esta escena inesperada: un tercer ejército, salido de ninguna parte, avanza silencioso hacia el sur por entre los campos y los bosques, una enorme transmigración de gentes variopintas-"dos mil indios chulupíes armados de metralletas", "una montonera", "la indiada armada", según la prensa de la época-, pertrechados con fusiles, metralletas, uniformes viejos y zapatones recogidos en los campos de batalla. Y ese ejército inesperado viene capitaneado por un tal "Sargento Tarija" que es, según las fuentes, un "sargento chulupí" o un "indio veterano incorporado hace muchos años a las filas de las fuerzas regulares bolivianas". Este artículo estudia, a partir de fuentes orales nivaclé y de documentación de archivo, la trayectoria de este "Sargento Tarija".