El sistema de ciudades de los Estados Unidos se asemeja, en varios aspectos, a los sistemas urbanos en Europa. En tal sentido, posee ciudades de un tamaño significativamente alto (51 de las cuales están sobre el millón de habitantes); algunas de ellas tienen un poder económico de alcance mundial; y la ruralidad en los Estados Unidos hoy es insignificante (menos del 6 % de la población). Sin embargo, Estados Unidos forma parte de los “países nuevos”, es decir aquellos en donde la ciudad se creó tardíamente, descartando los poblamientos urbanos precolombinos. Esta historia reciente, así como la enormidad del país (dos veces Europa), conforman los rasgos característicos del sistema de ciudades estadounidenses. En este escrito evocaremos primero la ocupación ‘extensiva’ del espacio por las ciudades, ligado a las características naturales y a la utilización masiva del ferrocarril como medio que contribuye a la urbanización. Posteriormente, nos interesaremos en las diferentes olas de crecimiento urbano, marcadamente regionalizadas, y derivadas de ciclos sucesivos de especialización económica. Finalmente, abordaremos la estructuración jerárquica del sistema, marcada por una concentración demográfica y económica importante en las metrópolis, pero también por la ausencia de una macrocefalia, causada por un sistema político federal y descentralizado.