Los eventos violentos que tuvieron lugar en el área al inicio de los años 80 fueron calificados de genocidas por dos comisiones de la verdad y dos tribunales nacionales: uno en el año 2013 y otro en el 2019. En realidad, fue un sólo juicio, pero la sentencia del 2013 había sido cancelada por la Corte de Constitucionalidad y los debates se habían reanudado varios años después. Dentro de la estrategia contra insurreccional puesta en marcha por el ejército en el área ixil, y en otras partes del país, se encontraban actos de mutilación y violaciones sexuales hacia las mujeres. En particular, la sentencia del 2013, así como gran parte de los investigadores especializados sobre el tema, concluyó que la violación sexual había sido utilizada como un arma de guerra. De forma general, la violencia especifica hacia las mujeres ha sido pensada de manera sociológica, con el objetivo de atender de forma duradera a la reproducción del grupo. Dentro del marco de mi tesis de doctorado, he realizado un estudio de terreno de un año en las tierras ixiles, trabajando de manera privilegiada con mujeres de diferentes edades, varias siendo viudas o víctimas del conflicto armado. Esta ponencia retoma parte de los análisis de mi tesis, basados en una investigación etnográfica, soportada por una amplia investigación bibliográfica. Les propongo interesarnos en los efectos duraderos de actos de violencia, ósea actos traumáticos, sobre los cuerpos de aquellas mujeres, y sobre la construcción de la memoria del conflicto. Para esto, hablaré en primer lugar de la inscripción del trauma en el cuerpo, y luego de dos patologías específicas: el susto y la vergüenza.