Entre 1960 y 1996, Guatemala ha vivido un conflicto armado interno conocido por ser uno de los más sangrientos del continente. Dentro del marco de una estrategia contrainsurreccional, el genocidio que atravesó el área maya ixil a inicios de los años 1980 suele ser considerado como un evento ruptura por los investigadores que trabajan en la región. Si bien es cierto que fue un evento social brutal que destruyó de forma radical buena parte del tejido social ixil, también hay que pensarlo dentro de las categorías émicas. Es decir, ¿cómo se evalúan los hechos y se reajustan los valores para darle sentido a la experiencia de la violencia extrema y reconstruir el tejido social desestructurado por el genocidio? La investigación desarrollada desde el año 2016, en el marco de mi tesis de doctorado dirigida por Valentina Vapnarsky y Philippe Erikson, aporta elementos de reflexión acerca de este tema. Esta comunicación pretende analizar la forma con la que se recuerda el periodo del conflicto armado interno a nivel colectivo e individual para entender cómo se evalúan los hechos, o hasta se negocian las normas sociales, para darle sentido al evento brutal, e integrarlo dentro de un esquema histórico significante. Esta ponencia presentará el marco cíclico dentro de los cuales se reintegraron los eventos violentos de los años 1980. Esto será comparado con varios relatos de vida para tratar de entender cómo se les dan sentido dentro de una historia individual. Por fin, terminaré mi intervención con los reordenamientos de normas que pueden crearse a nivel individual para superar el trauma y lograr la convivencia social entre antiguos enemigos.