La experiencia carcelaria que vivieron los pobladores de las comunidades campesinas andinas durante el con- flicto armado interno peruano de las dos últimas décadas del siglo xx difiere ampliamente de la de aquellos prisioneros políticos que se reivindicaban senderistas y asumían un compromiso militante. Desde la perspectiva de los campesinos detenidos y sus familias, este capítulo analiza el impacto de esta experiencia extrema en sus vidas actuales. ¿Cómo se perciben a sí mismos y cuál es el lugar que se les atribuye en el seno de su comunidad? Considerar la subjetividad de los exprisioneros de Chiripi (seudónimo), en particular mediante su representación del cuerpo y de la muerte, permite entender el profundo trastorno vivido. Por otro lado, se analiza los rumores y los conflictos, heredados de la guerra, que estructuran muy fuertemente el tejido social actual. Eso, a contrapelo de la imagen de un pueblo monolítico que se presenta a los actores externos durante las ceremonias públicas, por ejemplo. Estas dos dimensiones permiten entender el singular trabajo de cualificación de la violencia y el de cualificación de sí mismos en tanto víctimas de esta.