El conflicto armado interno en el Perú (1980- 2000) supuso distintas formas de encierro y, por lo tanto, motivó procesos de desplazamientos y viajes. La literatura que representa el post conflicto propone, a través de historias familiares y búquedas en el pasado de los padres de los protagonistas, la construcción de proyectos de memoria que amplían el esquematismo original: el campesino andino excluido y víctima de las dos fuerzas enfrentadas (el Estado a través de las Fuerzas Armadas y el PCP-SL como grupo subversivo más activo). Para ello, se analizan cuatro novelas del corpus de la literatura peruana del siglo XXI: La hora azul (2005) de Alonso Cueto, La distancia que nos separa (2015) de Renato Cisneros, Retablo (2004) de Julián Pérez y La voluntad del molle (2006) de Karina Pacheco.