País con una historia minera larga, Bolivia tiene la particularidad de tener un mercado minero fragmentado entre tres sectores: empresas públicas, empresas privadas y cooperativas mineras. Este último sector reúne a más de 1800 cooperativas y 90% de los trabajadores mineros del país, mientras produce solo 20% de la producción minera nacional. Por su supuesto “carácter social”, estas cooperativas beneficiaron hasta hace poco de una ausencia de regulación en términos laborales y ambientales. Estas cooperativas revelan tanto la tradición minera de numerosas comunidades andinas, como también una forma de “capitalismo salvaje” que se desarrolla al margen del Estado a pesar de su articulación al mercado internacional. Esta ponencia tiene el objetivo analizar las condiciones de nacimiento de este “capitalismo salvaje” minero y sus consecuencias sociales, políticas, económicas y ambientales.